Décimo cuarta página
Cargando máscara en 3...2...1.
Comienza la función, un nuevo día de falsas sonrisas, como un autómata avanzo, trabajo, escribo, el sentimiento me lo deje en casa, y es que no me lleve el corazón puesto esta mañana porque no quiso levantarse de la cama, allí se quedó llorando, sangrando. Le duele cada palo, cada marcha, le duele tanto que no se quiere levantar.
Mientras mi cuerpo come, charla, sonríe, pero nada es de verdad, llega a casa y se indigna, con si mismo, no con nadie más, se enoja con ese corazón y su congoja, se chilla en silencio que ya basta, que así no se puede estar.
Se llena el piso y rodeado de todos me siento solo, finjo una vez más pasarlo bien pero mi mente esta lejos del lugar, siempre estuvo donde estuviste, donde estas y donde estarás.
Pero mi corazón no se lamenta por ti, no te preocupes, y es de ahí donde viene la indignación, viene de que siempre se sintió solo, algo le faltaba, nunca lo entendí y nunca lo entendió, mi estúpido corazón.
Llega la noche y se hace pesada, doy vueltas en la cama, es grande y vacía y fría, y sólo en ese momento, sólo entonces sale el verdadero yo, en medio de la noche, con un enojo o con un llanto silenciado para no preocupar a nadie más.
Finalmente las lágrimas se secan en la almohada, y por la noche se va preparando del día siguiente la máscara
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