Cuadragésima Primera Página
A raíz de la última página, desperté de la pesadilla y cerré la ventana, eché la persiana no queda paso ya para los rayos de esperanza, darse por vencido suena demasiado bien, y empiezo a aceptarlo de la cabeza a los pies, y es que me da vertigo lo que pueda venir, me da miedo me tachan de valiente pienso mientras las lágrimas inundan la almohada según suena la alarma y empieza la mañana.
Y la gente no se da cuenta de que me tienen en un pedestal que no me corresponde, no me llaméis valiente si soy ese cobarde que tras muros se esconde, aquel que no sabe ya como hacerle frente a la tempestad y que su cabeza y en ese repuesto de corazón que tengo en el pecho hacen frente al fuerte huracán, ese que siempre estuvo ahí y nunca supe vencer, ese enemigo que me persigue y nunca puedo derrotar.
Valiente sería dar media vuelta y permitirle darme caza y no seguir escondiéndome en falsos pensamientos y alabanzas, valiente sería afrontar el destino, aceptar que estoy maldito y que nunca viviré como el resto.
No soy fuerte cuando mi mente solo piensa en que me debería rendir y el único motivo para seguir adelante sea el miedo a que mis peores pesadillas se hagan realidad
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