Cuadragésima Segunda Página

El camino se ha puesto demasiado cuesta arriba, no quedan fuerzas, no quedan espadas ni corazas y duele cada cicatriz, sobre todo las que no se ven, esas que están donde nadie las puede curar, el resto de cicatrices todos me las habéis visto alguna vez, pero dentro de mi son tantas las que hay que perdí la cuenta a la enésima copa que bebí.

Intenté olvidar de todas las maneras y ninguna funcionó, intenté sanar y no pude, y ahora miro atrás y no me reconozco, que fue de aquel niño de cara sonrïente que fue de aquella inocencia y de aquella felicidad ¿cuando se perdió? No fiarme fue mi opción, de nada de nadie, creí en el amor y en el sino y me equivoqué al hacerlo, nos vendieron la historia de que lograríamos algo y al fin y al cabo nos mintieron.

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