Septuagésima Segunda Página

Hay días que te levantas y comienza duro, te sientes pesado, poco has descansado y sabes que el mundo no te va a ser sencillo, te sientes como en una Odisea, surcando el mar Egeo para ver que es lo que hay de nuevo, pero nada es nuevo y todo muy viejo, con una espada de Damocles encima te das cuenta de que en la vida eres tu contra el mundo y que no puedes detenerte un segundo, Herculeo trabajo tienes por delante le cortas a la Hidra de la vida una cabeza y crecen dos nuevas al instante, el ajetreo de la ciudad y el alboroto te hacen sentirte como Teseo buscando a un toro al que agarras por los cuernos y cuando te quieres dar cuenta como Perseo andas evitando la mirada de Gorgonas con serpientes como caballera que buscan dejarte de piedra con sus gilipolleces, y es duro porque tienes que poder con todo en un día en el que sientes que tu talón de Aquiles eres tu mismo, e intentas como Icaro surcar los cielos, pero sabes que puedes terminar como Orfeo mirando atrás antes de tiempo para ver como a Euridice se la llevan a los infiernos.

Y aún así en algún momento sabes que después de tanto lío y persecución aún hay esperanza y podrás escapar como Eneas de tanta amenaza y acabar en un nuevo destino, no hay guerras sin héroes, quieres ser el Héctor de Troya o en las termópilas un Espartano, solo contra el mundo y el mundo contra un simple humano

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