Centésima Entrada

Vamos a por la cien, escribir es para mí sinónimo de vivir, letra tras letras aprendí que las palabras son mi mejor guía, mi psicólogo número uno, el papel en blanco es a veces mi mejor amigo, otras mi peor enemigo, pero con espada en mano me enfrento a él, me enfrento a mi mismo, no tengo miedo a expresar mis miedos, mis inquietudes, mi desazón, mi amor o desamor, mis esperanzas, el papel a diferencia de mucha gente siempre me trató bien, algunos me llamaran loco por encontrar la calma en la blancura de un papel por un azul rasgada, en una poesía que a lo mejor no dice nada, en un cuaderno que puede leer cualquiera, un cuaderno, un diario público, en el que os cuento la aventura de mi vida, día tras día, un amigo al que recurro en los mejores momentos y en los peores, porque estará aquí, las palabras nunca me han faltado, la inspiración tal vez sí, pero para mí, vivir es escribir, para mi no hay nada más poderoso que una palabra dicha, escrita duele el doble porque las lees una y otra vez, pero una y otra vez las palabras como arma de doble filo al igual que duelen, sanan, nada se perdió por hablar y la gente que nunca entendió de palabras y el poder que ellas conllevan son las más peligrosas que he conocido, arrogancia les llena y a sus palabras no calman, porque hay silencios que valen más que frase, y hay frases que valen más que una imagen. Las palabras son mi vida, y hoy ya cumplo cien páginas de un cuaderno nuevo, aunque ya empieza a ser un poco viejo, pero me alegro de que lo leáis, de que me acompañéis, en este camino que os narro, con mi toque personal por supuesto, con esas comas mal puesta y esos párrafos eternos, y es por eso que igual que hago esta oda a las palabras, os dedico mis palabras a ustedes, los que me leéis, os dedico unas letras y espero que entendáis que os dedico mi vida, gracias a todos día tras día