Centésima Segunda Entrada
Hoy quiero escribir diferente voy a seguir poniendo las comas donde me de la gana, pero sigo escribiendo para mi igualmente ¿no?
Hoy tengo un diálogo mental conmigo mismo. En el que mi "yo" me dice lo cansado que está y el "otro yo" intenta convencerme de que tampoco tan mal se está.
Es algo como esto que a continuación os narro:
-Que cansado... - me digo.
-¿De qué - me pregunto a mi mismo (para que vean como la narración se va a suceder)
-Nada y todo a la vez.
-¿El día a día?
-No el día a día no...más bien la vida.
-No es mala la que llevas.
-Eso es lo que tú te crees...
-Sólo te fijas en lo malo hay mucho más ahí.
-Te digo que no hay o lo que había se perdió algún día, pero hoy ya no está.
-Míralo bien -me dice mi yo a mi mismo con desdén.
-Nada te digo, eso que me dices me cansa también.
-¿Y sabes el por qué?
-Se que lo sé y al mismo tiempo no lo sé.
-Intentas comprenderlo racionalmente, déjalo estar déjalo fluir...
-Nada - me interrumpo- eso de lo que me intentas convencer se fue.
-Eres un cabezota que te regodeas en lo malo.
-Pa lo que he pasado poco me he quejado.
-Y menos deberías quejarte
-¿¡Y por qué no debería quejarme?!
-Porque ellos tampoco lo pasan bien al verte lamentarte.
-¡Que les den a ellos! ¡Que les den a todos y a ti también!.
-Bueno, si es lo que quieres, por hoy te dejo... pero sabes... sabes que volveré.
Y esta conversación conmigo mismo tengo conmigo una y otra vez, día tras día, mes tras mes, estación tras estación (de metro) me condeno a mi mismo para siempre, sin entender quien es quien al que intenta convencer
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