Centésimo Octagésima Novena Entrada

Vengo a hablaros hoy de un dolor, un dolor muy característico, para mí, quizás el peor de los dolores. Y es que este dolor se encuentra situado en el pecho, donde el corazón, y es el dolor de darte cuenta de que hay gente en esta vida a quien queremos y quisimos que debimos haber dejado atrás hace mucho tiempo. Son gente a la que llamamos amigos y amigas por alguna sinrazón desconocida que escapa de cualquier entendimiento, porque cuando lo piensas un poco te das cuenta de que esa gente está en tu vida sin aportar nada, tan sólo un sufrimiento, una ansiedad y un estrés fuera de lo normal, te esfuerzas por mantener una amistad no correspondida, te interesas por esas personas y te dedicas a llamarles de cuando en cuando para que te respondan de manera insulsa, vaga, vacía.

Y es que no aportan, no aportan nada nuevo, no aportan nada bueno, te piden consejos que desoyen para luego cambiarte por esa gente que si les baila el agua y que estarán siempre en las buenas pero nunca en las malas y cuando te das cuenta de todo esto, da igual el tiempo que perdurara esta "amistad" te das cuenta de que el vacío que dejan es grande, pero que con el tiempo sana.

Estamos más solo de lo que creemos y hace tiempo que me prometí a mi mismo cuidarme más, cuidarme de verdad, y este autocuidado comienza con eliminar elementos nocivos, esas falsas amistades, esas charlas banales y sin sentidos, empieza por eliminar todo eso, para buscar aquellas cosas que si aporten, que si te hagan sonreír que si te quieran bien.

Y hoy amigos empiezo ya la etapa final de este camino, ya prácticamente toda esa gente ha sido relegada o directamente de ellos ya no sé nada y cuando sé ya no me mata, ya no me agobia, ya no me cansa, porque sé que serán momentos muy puntuales pero ahora ya sólo tengo en mi vida en relaciones sanas.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Centésimo Octagésima Segunda Entrada

Página Pérdida 63

Página arrancada número 1