Cuaderno dos: Segunda Entrada

Llevo un tiempo errático en muchos de los sentidos de la vida, pero es que en mi cerebro algo me paraliza, es una enfermedad, que me habla, que me susurra que haga lo haga nada será suficiente jamás.

Me paraliza hasta tal punto que sobresaltado en la mañana dudo de si acudir a trabajar, porque total en este puesto por el que he arriesgado tampoco a nada llegará, ¿escribir? para qué a quien le interesa leer mis desvaríos, los mundos que invento, a quien le importa lo que hagan mis personajes. A veces incluso dudo de si continuar con lo que vamos a llamar el todo porque total ni siquiera en esto soy bueno, nunca nada se me termino de dar del todo bien y resulta que haciendo nada tampoco mejoro, siempre hay quien esta pendiente de sacarle puntilla a la frase.

Y ya para colmo esta parálisis me hace dudar de todos, en quien confiar si esta enfermedad me hace pensar que en cualquier momento la espalda me van a dar y con suerte no me clavarán ningún puñal.

Y es que todo viene de que todos me llamaron héroe por vivir en un momento complicado y todos "admiran" lo "fuerte" que soy "superando" todos los palos, pero aunque hay cicatrices obvias, obvian las cicatrices que no ven, aquellas secuelas de todos los palos. El vivir con un ojo abierto, el tener el pie preparado para salir corriendo, el vivir sobreviviendo, el no sentir la calma...solo el tormento.

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