Cuaderno dos: Tercera Entrada
El tiempo. Ese complejo concepto que resuena en nuestros adentros. Al principio no lo apreciamos, es más incluso lo desdeñamos, ya tendremos tiempo de hacer esto y aquello. Más luego lo echamos de menos, pues es tan jodido el que se nos pase por la cabeza en que no deja de pasar y un día la arena del reloj se agotará y el tic dentro nuestra jamás tendrá un tac como respuesta.
El tiempo es tan complejo que parece ser eterno cuando estamos atorados, angustiados y pasa fugaz justo cuanto estábamos disfrutando. Y te paras a pensar y pasan los años, la gente cambia y ahora resulta que hasta a mi me sale barba, que jodido no reconocerse en el espejo del lavabo donde siempre te habías mirado, y como va cambiando todo, donde te has criado, donde has jugado, donde has amado y donde has odiado.
Más doloroso es darse cuenta que cuando se pare todo acabarás solo, da igual cuantos te quieran, da igual cuanto te amen, da igual si te admiran o idolatren pues al final acabaremos postrados, a veces pienso en cometer terrible pecado de decidir por mi mismo el tiempo en el que el reloj se pare, mas a aquellos que me leen no se preocupen queda mucho tiempo para que el destino que yo me escribo me atrape.
Pues pese a que se nos agota el tiempo siempre habrá un segundo para aprovecharlo la lucidez de un loco en un momento en el que todo cobra sentido y en sus ojos sabes que en un momento podría perderse ese pensamiento y yo por eso los escribo.
El tiempo es tan complejo que parece ser eterno cuando estamos atorados, angustiados y pasa fugaz justo cuanto estábamos disfrutando. Y te paras a pensar y pasan los años, la gente cambia y ahora resulta que hasta a mi me sale barba, que jodido no reconocerse en el espejo del lavabo donde siempre te habías mirado, y como va cambiando todo, donde te has criado, donde has jugado, donde has amado y donde has odiado.
Más doloroso es darse cuenta que cuando se pare todo acabarás solo, da igual cuantos te quieran, da igual cuanto te amen, da igual si te admiran o idolatren pues al final acabaremos postrados, a veces pienso en cometer terrible pecado de decidir por mi mismo el tiempo en el que el reloj se pare, mas a aquellos que me leen no se preocupen queda mucho tiempo para que el destino que yo me escribo me atrape.
Pues pese a que se nos agota el tiempo siempre habrá un segundo para aprovecharlo la lucidez de un loco en un momento en el que todo cobra sentido y en sus ojos sabes que en un momento podría perderse ese pensamiento y yo por eso los escribo.
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