Cuaderno Tres: Cicatrices

 Me dijeron que me atravesarían con el bisturí y que podría morir, y sin pensarlo dije que sí, me enogullezco de aquellas cicatrices que mi cuerpo recorren, parezco un muñeco de trapo deshilachado pero cada herida me hizo fuerte y yo por eso las muestro, porque son la muestra en lienzo de que fui valiente y a la muerte no tuve miedo, las historias narro como si fuera un bardo contando la hazaña de un héroe, un artista enamorado de su arte y sin embargo pese a que parezca que todas las cicatrices muestre al final soy el que mas cicatrices esconde.

Pues resulta que hay otro tipo de cicatriz que no se hace con bisturí pero si tira a matar y si no la ves venir preparate a morir, hablo de aquellas que están que se quedan en la razón y poco a poco se dedican  atascar el corazón, aquel que costó tanto salvar que ahora en sangre se ahoga porque desde la cabeza no dejo de sangrar.

Durante mucho tiempo me creí muerto por dentro, podrido y desgarrado como un triste hombre de hojala por fuera brillante por dentro oxidado, un muñeco de trapo sin corazón porque las emociones me ahogaban en cuanto tan solo llegaban a flote. Sin embargo hoy vengo a hablaros de las cicatrices que me rayan y es que aqui el que narra se piensa que todo lo hace mal, que todo lo podría mejorar, que si dijo o no dijo y que si uso cierta tonalidad, y es que me rayo hasta no saberme porque rayar.

Pero esto no es de ahora, este lastre me ha acompañado por bastante tiempo de todas las cicatrices que provocasteis cada comentario hiriente un tajo, cada risa una puñalada, cada golpe una herida mortal, pero os lo dije no dejo que me derriben y yo siempre salgo a flote a devolver el ultimo golpe, me he enfrentado a la muerte y he estado muerto, pero hoy vuelvo orgulloso de mis cicatrices

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