Estado de Alarma

Viviendo en estado de alarma, pendiente siempre del nivel de alerta, el rojo se convirtió en su color favorito el día que se le subió a la cabeza. Con ojos en la nuca, esquivando puñales por la espalda, durmiendo con un ojo abierto, y siempre pendiente de decir cada palabra adecuada. Su cabeza nunca descansaba, su mente nunca se relajaba, sus ojeras solo aumentaban. Deseando siempre que llegue el fin de semana soñando con dormir y sin poderlo conseguir, el insomnio se convirtió en el demonio sobre el hombro derecho, intentando visulmbrar a un ángel que nunca tuvo palabras buenas para susurrarle.


Vivía en estado de alarma antes de que todos empezaráis a hacerlo

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