Centésimo Trigésimo Séptima Entrada
Os podría contar cuantas veces me tuve que enfrentar a esos enemigos que la vida me quisieron hacer imposible, os pudiera contar las batallas que gané y aquellas que estaba destinado a perder, pero cuando me encuentro tranquilo y sosegado, cuando puedo respirar profundo, y es que de enemigos tengo un número uno, ese que de verdad te hace la vida imposible, y no se separa se convierte en tu sombra y acabas viendo en los molinos gigantes y con la espada rasgando las fajas del techo colgando, ese que te hace dudar de cada persona, ese que hace que no veas amigos, ninguno, y ese enemigo no deja sino de ser uno, uno mismo que en su cabeza se empeña en caer al abismo, en dinamitar esperanzas, en arruinar relaciones, criticando a los demás de no dar de sí lo mejor, de no ser mejores, cuando uno no deja de ser el peor de los peores ya que anda siempre desconfiando de unos y otros porque su propia mente no deja que ninguno sea decente, todos son malos, nunca lo que te dieron fue suficiente, preparas la espada y te preparas contra enemigos de humo, enemigos inexistente, cuando el verdadero enemigo lo tienes enfrente cuando te miras en el espejo, atacando desde dentro sin descanso incesantemente.
Comentarios
Publicar un comentario